Daniel Orrios

Cuando veo esta obra pienso en la maquinaria de un reloj perfectamente ensamblada, representando tiempo y espacio compenetrados (no sé si con fecha de caducidad) para rodar juntos al unísono buscando a su vez equilibrio y armonía.

Como es habitual en los acrotipos que juegan con la palabra y el concepto que representan aquí también hay un desarrollo lineal donde se ordenan las letras para formar la palabra “EARTH”.

Estas letras “con patitas” me evocan infinidad de cosas de este planeta desde un lector ávido leyendo su novela favorita hasta el balancín de un niño, pasando por una jirafa con ganas de escaparse de esta obra para ir a correr por los tapices entrecruzados de otras composiciones del autor, por no hablar de ese caracol anclado en el centro parado ante la amenaza de un martillo o tal vez intentando subirse a la palmera situada en la orilla de la costa despidiendo a un velero que zarpa con las velas henchidas por el viento....

Son todos ellos seres, objetos sentimientos que pueblan nuestro planeta, son letras de luz que reflejan en sus colores cielos y mares plateados, arenas y tierras doradas y rojizas...

En general cada mirada es una interpretación y las combinaciones que se generan son infinitas y eso es lo maravilloso de este planeta TIERRA.

Un trabajo redondo que proporciona el placer de la obra bien hecha.